Las plantas autoflorecientes son aquellas que no dependen del ciclo de luz – oscuridad para comenzar la fase de floración. Por lo tanto, son ideales para plantarlas en invierno y tener una cosecha que nos proporcione un poco de marihuana hasta que hagamos el cultivo serio para recogerlo en otoño. Estas plantas de marihuana no son tan grandes como las variedades de floración por ciclo de luz, así que quizás necesitemos más ejemplares para autoabastecernos.
Estas plantas son resultados de diversos cruces entre variedades índica, sativa y rudelaris. Las de la variedad rudelaris son las auténticas plantas autoflorecientes, y los cruces se utilizan para obtener plantas con más cantidad y mayores cogollos y una resina más potente que las rudelaris puras. Se suelen utilizar variedades tropicales en los cruces para obtener sabores más afrutados y agradables, y mayor cantidad de THC.
En unos 75 días tras su germinación se pueden obtener buenas cosechas para las características de este tipo de plantas. Su tamaño varía entre 30 y 50 centímetros, pero su producción es alta, pudiendo obtener ejemplares que son prácticamenrte un cogollo contínuo. Podemos utilizar el armario de las madres para su cultivo o podemos cultivarlas en exterior si las temperaturas no son excesivamente bajas. Aunque su espectacular resistencia dada su procedencia (del norte de Asia) las hace aguantar climas fríos si la temperatura no baja por la noche del punto de congelación.
Gracias a los avances en productos e investigación genética, este mismo año han salido al mercado semillas feminizadas de variedades autoflorecientes. Tenemos las White Dwarf, las Low Ryder, Low Ryder2 y Automatic AK47. Entre las regulares, además de las anteriores están las Dwarf Mix y las Diesel Ryder.