La acción terapéutica del cannabis, se debe a unos compuestos presentes en esta planta, denominados cannabinoides, que fueron aislados por primera vez en laboratorio, en 1970. Estos compuestos, poseen 21 átomos de carbono y son aceite, por lo que son liposolubes. La variedad botánica, el sexo de la planta de marihuana y el tipo de cultivo, determinará su concentración en la misma. Así como también la parte de la planta que se utilice, ya que se pueden utilizar tanto las flores, como el tallo y las hojas.
Uno de los usos más conocidos es en tratamientos contra el Asma. Esto se debe a que la marihuana es un potente bronco dilatador, ya sea administrada mediante inhalación o ingesta oral de toda la planta, como en forma de THC sintético. Si bien los resultados son menores a los de la terapia convencional, está comprobado que sus efectos son mantenidos por más tiempo y se evitan los desagradables efectos secundarios de la misma. También se conoce que es expectorante, por lo que se ha empezado a estudiar su uso en la bronquitis crónica y en el enfisema.
Otra observación, más reciente, mostró un efecto beneficioso de la marihuana en cuanto a la espasticidad causada por esclerosis múltiple o lesiones de médula espinal, así como una mejoría del dolor, la parestesia, los temblores y la ataxia. En la medicina popular, el cannabis ha sido utilizado con éxito para múltiples situaciones dolorosas, como la migraña y otros tipos de dolores de cabeza, en enfermedades musculoesqueléticas, artritis, neuralgias, neuropatías, dismenorrea, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn.
En 1971, se descubrió que el cannabis reduce la presión intraocular. Desde entonces, se han llevado a cabo un gran número de estudios con marihuana y distintos cannabinoides naturales y sintéticos sobre los efectos en el organismo humano así como en pacientes de glaucoma, observándose que la marihuana desciende la presión intraocular en un rango de 25-30%, llegando ocasionalmente hasta un 50%.
Por último, el uso terapéutico en la Epilepsia. No sólo hay evidencia del efecto antiepiléptico de algunos cannabinoides, sino también de que la actividad anticonvulsionante de la fenitoína y del diacepam se ven potenciados con el THC.
Estos son solo algunos ejemplos, sin embargo, son innumerables los usos medicinales que la humanidad le dio y le sigue dando a esta planta.