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Guía rápida de cultivo de interior

Respondiendo a un comentario de Javi en hormonas de enraizamiento, voy a tratar de explicar de manera muy sencilla todo lo necesario para realizar un cultivo de interior. Esta guía pretende ser una referencia básica para todos aquellos que tienen dudas sobre como montar una plantación dentro de casa. Lo primero es hablar de que aspectos tenemos que cuidar, y que materiales necesitaremos:

Semillas

Lo primero que debemos tener son las semillas de marihuana. Pueden ser semillas compradas, semillas de otras cosechas o semillas que algún amigo nos ha dado. Para empezar, se puede probar con semillas que nos de alguien (tampoco aceptéis cualquier semilla e intentad conocer qué tipo de variedad son). ¿Por qué? Muy fácil. En los primeros cultivos cometeremos muchos errores y aprenderemos qué cosas debemos hacer y cuales no. Así que sería una pena echar a perder o no sacarle el rendimiento suficiente a semillas de calidad que hemos comprado a un alto precio. Si no tenemos la posibilidad de que nos den semillas, o estas no son de calidad, o simplemente queremos un determinado tipo de marihuana, siempre podemos comprar algunas que no sean excesivamente caras. Eso sí, no tengamos reparo después a la hora de desechar ejemplares por su debilidad o porque contraigan alguna enfermedad que pueda poner en peligro al resto.

Medios de cultivo

Las semillas tenemos que ponerlas en algún medio de cultivo para que puedan germinar y terminar siendo unas bonitas plantas de marihuana. Para cultivo de interior, un método que se usa habitualmente es el de la hidroponía. Este consiste en mezclas inorgánicas y carentes de nutrientes, ya que estos se acabarán suministrando en el agua de riego. Este método conlleva mayor complicación que el tradicional de cultivar en medio orgánicos (como el sustrato vegetal que podemos encontrar en cualquier tienda especializada). Por lo que si es vuestro primer cultivo, os aconsejo que empezéis por lo sencillo, y uséis medios orgánicos. Entre ellos podemos encontrar el sustrato vegetal, el humus de lombriz, arena gruesa, lana de roca, abonos orgánicos, etc. Algunos, como el humus de lombriz, es necesario mezclarlos con otros por no tener capacidad para retener agua ni aire.

Contenedores o macetas

 Los mejores contenedores para cultivar marihuana son los que son más altos que anchos. Las raíces del cannabis tienden a crecer hacia abajo más que a los lados. Normalmente la planta se interna en la tierra la misma profundidad que su tamaño fuera de ella. Es por esta razón por la que aconsejo usar contenedores más altos y más estrechos que las típicas macetas que se usan para el resto de plantas. Además así ocuparán menos espacio.

La capacidad de las macetas debe ser de 12 litros como máximo. Hay que pensar que si vamos a cultivar muchas plantas, los contenedores van a ocupar mucho espacio. Para cultivo de exterior se pueden usar contenedores más grandes, pero para interior debemos limitar más el tamaño de estos. Teniendo en cuenta además que deberemos ir moviendo y rotando las macetas para que la planta reciba luz por todos sus lados. Unos contenedores que pesen poco nos ayudarán en esta tarea. Es cierto que las macetas de barro son mejores por su capacidad para transpirar, eliminar el exceso de humedad por sus paredes, y por su característico aislamiento frente a altas temperaturas ambientales. Pero en interior lo aconsejable son macetas de plástico, resistentes pero de poco peso, porque son más manejables y fáciles de manipular.

Las macetas deben tener agujeros de drenaje en el fondo. Y cuantos más mejor, siempre sin que sean demasiados y que puedan producir que el contenedor se pueda romper por abajo. Y sin que faciliten que se escape la tierra por debajo cada vez que se riega. Para evitar esto deberemos poner en el fondo de la maceta arlita o piedras, que faciliten el drenaje, pero que eviten que se pierda tierra por los agujeros.

Luz

Las plantas necesitan mucha luz para su crecimiento y su correcto desarrollo. Y en interior debemos ser nosotros los encargados de proporcionarles la suficiente cantidad de luz para asegurarnos de tener unas cosechas productivas. Existen en el mercado toda una gama de bombillas y reflectantes que podemos comprar para obtener un buen cannabis. Las lámparas de vapor de sodio y las de halogenuros de mercurio son las mejores para desempeñar esta tarea. Las primeras tenían un color anaranjado al principio, y las otras un color más blanco. Pero ahora podemos encontrar de ambos tipos que den un color banco de distintas tonalidades. Hay unas que las denominan cool white por la luz tan característica que emiten.

Sobre la potencia, nosotros recomendamos que tengan como mínimo 400W. Índices menores que este nos van a proporcionar cosechas menos abundantes, e incluso problemas a la hora de que nuestras lindezas crezcan.

También debemos cuidar la altura a la que ponemos estas bombillas. Normalmente desprender demasiados calor, y esto puede hacer que se quemen las hojas más altas de nuestras plantas. Para la potencia de las lámparas que hemos recomendado, la distancia entre la punta de la marihuana y la bombilla no debe ser inferior al medio metro. Si observamos que las puntas de las hojas comienzan a oscurecerse o estas empiezan a doblarse hacia arriba, si no nos hemos pasado con los fertilizantes, es una buena indicación de que las lámparas están demasiado cerca. En los armarios de cultivo se suele instalar un sistema de ventilación y de extracción, y se suelen conectar las lámparas a los tubos que conforman esta estructura para que desalojen el calor que producen las bombillas.

Los tiempos los ciclos de luz – oscuridad suelen variar para cada cultivador. En la fase de crecimiento, parece estar comprobado que una continua provisión de luz para las plantas de 24 horas suele hacer que al final la producción aumente. Si no se pueden mantener las lámparas las 24 horas del día encendidas, el mínimo de horas no debe bajar nunca de 18 horas de luz como mínimo. Cuando las plantas alcancen el tamaño que queríamos, cambiamos el ciclo de luz – oscuridad hasta igualarlo, con tan sólo 12 horas de luz al día. Eso provocará que nuestra plantas entren en la fase de floración y comiencen la producción de resina.

Clima controlado

Las plantas necesitan un adecuado rango de temperaturas para poder crecer sin problemas. La temperatura ideal para la marihuana es de unos 25º C. Elegiremos una habitación que tenga una temperatura constante durante todo el año, y no sea un cuarto que tengamos que visitar a menudo para hacer otras tareas. En el inicio debemos cuidar especialmente el rango de temperaturas que debe soportar la planta, pues es en este estadio cuando son más débiles. Los límites fuera de los cuales el cannabis detiene su crecimiento son menos de 10ºC y más de 40º C.

El aire es también muy importante. Por medio del viento se pueden colar en nuestro cultivo hongos que seguro no serán bienvenidos por nuestras plantas, pudiendo ocasionar enfermedades que pueden llegar a arruinar en el peor de los casos nuestra cosecha. Una renovación contínua de aire limpio ayudará a evitar que las plantas se pongan malitas. Además, estan desarrollan un mayor tronco y ramas que les permitirá aguantar mejor el peso de los cogollos y las hará más resistentes si se ven frecuentemente movidas y balanceadas por una conínua brisa. Podemos poner ventiladores en nuestro cuarto para simular este efecto que tiene el viento en las plantas.

Un posible problema de discrección si vivimos en una comunidad de vecinos o tenemos frecuentes visitas es el olor que desprenden las plantas de marihuana. En el mercado podemos encontrar diferentes modelos de filtros con carbono activo que logran amortiguar eficazmente el olos que impregna el aire que expulsemos del cuarto de cultivo mediante el sistema de extracción que hayamos instalado. Estos filtros los podemos utilizar en varios cultivos, antes de tener que comprar nuevos recambios para segurar su correcto funcionamiento.

El CO2 es absolutamente necesario para las plantas. Pueden morir fácilmente en interior si no reciben un aporte suficiente. Con un adecuado sistema de ventilación y renovación del aire podemos estar tranquilos en este aspecto. Biuen es cierto que forzando a que las plantas reciban un mayor aporte de CO2 podemos aumentar la producción. Para esto existen varios trucos de los que hablaremos en futuros artículos.

La humedad también puede resultar un problema, sobre todo en fases tempranas de germinación y crecimiento. Un exceso de humedad puede hacer que los hongos proliferen en el medio de cultivo, y nos encontremos con el metido mal del vivero que provoca que las raíces se pudran o que las semilla no germinen.

Para saber más sobre la eleccion del sitio, podéis ver el artículo sobre los cuartos de cultivo.

Más consejos

Lo primero que debemos saber es que nuestras plantas en interior no deben hacerse tan grandes como serían si las cultivásemos en exterior. La efectividad de las lamparas de interior no superan los 80 cm o el metro. Y cuando las plantas están el floración, la vegetación puede ser tan densa que la luz no llegue correctamente a la parte inferior de las plantas, evitando que estan desarrollen todo su potencial, con lo que estaríamos desperdiciando tiempo y dinero en abonos y cuidados. El tamaño máximo de las plantas podemos aconsejar que no supere el metro y medio.

Las plagas en interior son letales. Si alguno de los bichitos que pueden arruinar nuestra cosecha consiguen colonizar nuestras plantas, se reproducirán a sus anchas. No encontrarán en nuestro cultivo los depredadores naturales que los mantienen a raya como ocurre en exterior. Por eso, la contínua observación, hábito que siempre recomendamos, es crucial. Al más mínimo indicio de algún posible visitante inesperado, debemos aplicar las medida oportunas en cada caso y utilizar los insecticidas biológicos adecuados. Mientras tanto, no nos olvidaremos de la prevención con la ayuda de otros productos destinados para el caso. En el mercado podemos encontrar una amplia variedad de productos que podemos usar para cuidar nuestras plantas.

Para los principiantes, tener cuidado con el sexo de las plantas. Al principio puede ser confuso el distinguir machos y hembras, pero una vez hayamos visto algunos ejemplares, veremos que es una tarea muy sencilla de realizar. Cuanto antes separemos los machos de las hembras, mejor, si lo que queremos es obtener la máxima producción en una cosecha sin semilla.

 

Gran planta de marihuana en un cultivo de interior Mar de marihuana violeta

 

Drenaje del cultivo de marihuana

En el crecimiento del cannabis, todo es importante. Pero en el caso de cultivo en maceta el drenaje de la tierra es esencial, y muy sencillo (y barato) de controlar. Lo principal es tener cuidado de que no se acumule agua en la maceta para evitar ahogar las raíces y poner en peligro la vida de la planta, y para mantener lejos las plagas de hongos que atacan el sistema radicular de la misma.

Las macetas o contenedores que vayamos a utilizar en nuestro cultivo, deben tener siempre agujeros en el fondo que permitan que el agua sobrante fluya. Por experiencia, cuantos más agujeros mejor (sin mermar la resistencia del contenedor, no vaya a ser que se nos rompa). Un buen truco para realizar más agujeros en los contenedores de plástico es la de calentar al rojo vivo un palo de hierro o un clavo gordo e ir creando orificios derritiendo el plástico. No hagáis los agujeros excesivamente grandes. Debe pasar el agua, pero no debemos hacer que la tierra se vaya escapando poco a poco en cada riego. Usar arlita o piedras en la base de la maceta facilita el drenaje y evita que la tierra se escape por los agujeros, evita también que la tierra esté permanentemente empapada de agua que se pueda acumular en el plato, y mantiene un cierto grado de humedad que será absorbida por la planta cuando la tierra se esté secando. Por estas razones, el uso de material de este tipo en el fondo de la maceta es imprescindible.

Si usamos bandejas o platos para recoger el agua que se drena, es aconsejable que el agua no toque directamente el contenedor para evitar problemas de podredumbre de raíces. Podemos usar calzas o tacos de madera para levantar la maceta sobre el plato.

Si observamos que el agua se escapa demasiado rápido por los orificios de drenaje cuando regamos, podemos taponar estos agujeros con un poco de algodón o de papel de periódico. Conseguiremos que el drenaje se realize más lentamente. Eso sí, estaremos atentos por si obstruimos los agujeros y el agua se queda dentro del recipiente.

 

 

contenedores negros para cultivar cannabis

Cuartos de cultivo. Seleccionar la estancia.

Si lo nuestro es el cultivo de interior, lo primero que debemos hacer es elegir con cuidado el cuarto donde vamos a realizar nuestra plantación. Adecuar bien un cuarto de cultivo nos va a permitir llevar a cabo un cultivo de calidad, minimizando el gasto en dinero. Buenos materiales, un lugar perfectamente acondicionado para este objetivo y todo nuestro cuidado y perseverancia, nos facilitará la labor de obtener una marihuana super y de sacarle el máximo partido de cada variedad.

La diferencia principal de un cultivo de interior con uno de exterior, es la calidad de la marihuana. En interior podemos regular a nuestro antojo las condiciones bajo las que se desarrolla la planta, teniendo la posibilidad de aportar mayor cantidad de horas de luz al día que en uno de exterior, por ejemplo. En exterior, todo hay que decirlo, la producción total será mayor (mayor cantidad de marihuana), aunque normalmente no obtengamos el mismo índice de producción de THC.

Cuando estemos pensando en realizar un cultivo a cubierto, lo primero que debemos hacer es elegir bien el cuarto de cultivo. No deberá ser zona de paso frecuente. Mejor elegir una estancia donde sólo tengamos que entrar para cuidar nuestras plantas.

Hay que vaciar la estancia y quitar todos los trastos que en ella pudieran haber, realizando tareas de limpieza a menudo y procurando cuidar la higiene general del cuarto. Telas, sillas, muebles viejos, pueden ser una fuente de infección de hongos para nuestras plantas.

No cultivéis en cuartos con poca altura. Pensad siempre que la lámpara de cultivo debe colgar pequeño trozo del techo, y que las plantas estarán en macetas, las cuales tendrán una cierta altura. Imagináos lo que puede crecer después una planta en interior (hasta metro y medio pueden llegar con un periodo de crecimiento continuado),  y calculad de esta forma la altura mínima a la que tiene que tener el techo. Con unos dos metros tendremos suficiente para realizar un cultivo con garantías, teniendo la marihuana suficiente espacio como para crecer sin que la luz llegue a quemar las hojas.

El cuarto debe tener como mínimo una entrada de aire fresco. Las plantas necesitan que se renueve el aire frecuentemente. Una vía de circulación de aire y un ventilador oscilante para que cree la corriente necesaria son suficientes para asegurarnos una buena salud para nuestras plantas. Cuidad siempre de no poner el ventilador demasiado cerca de las ramas más tiernas y de no dejarlo en una posición fija, porque podría resecar las hojas y resultar más perjudicial que beneficioso.

Para aprovechar al máximo la intensidad de los focos de cultivo, las paredes del cuarto deben ser lo más reflectantes posibles. Si la pintura del cuarto es vieja o de color, lo ideal sería que la pintásemos de blanco mate, o incluso que la forráramos de algún material muy reflectante, como puede ser el caso del Mylar. Esto aumentará el rendimiento de una luz que a priori pudiera parecer insufuciente por tener poco vataje. Podemos en este caso ahorrarnos el dinero de una bombilla más cara por ser de más vatios, y lograremos también un mejor y más homogéneo reparto  de la luz para todo nuestro cultivo.

Para los más cómodos, o para los más prácticos, existen en el mercado multitud de modelos de armarios de cultivo con estructuras metálicas y plásticas, y que ya vienen preparados con múltiples agujeros de entrada y salida, y con las paredes interiores recubiertas de Mylar. Muchos están pensados para un rápido montaje y desmontaje, lo que a más de uno le vendrá muy bien si puede verse comprometido en algún momento. Mi consejo es que a la hora de adquirir un armario de este tipo no optéis por los más baratos o por llamativas ofertas de packs completos que incluyan luces, etc, sin haberos informado bien sobre la calidad de los mismo. Hay ocasiones en que los packs que se ofertan vienen con luces de poca potencia, insuficiente para lograr un cultivo en condiciones. Comparad siempre precios y características de los componentes, y preguntad a cultivadores más experimentados para que os den sus impresiones.

 

megacultivo de marihuana en invernadero armario de cultivo de HomeBox

 

 

Prevención

La prevención es la mejor opción siempre. Como dice un conocido refrán, "más vale prevenir que curar". Y nunca mejor dicho cuando estamos hablando de nuestras plantas. Antes de tener que combatir una plaga (si es que podemos), mucho mejor evitar el haber llegado a ese punto. Limpieza estricta, observación continua y la utilización de preventivos es lo mínimo que podemos hacer por nuestra marihuana.

Nosotros mismos junto con las herramientas que usamos diariamente podemos ser los portadores de bichos y enfermedades. Tenemos que adquirir los buenos hábitos de los médicos de lavarnos las manos y los utensilios antes y después de manipular nuestra plantación. Recordad que la forma mediante la cual se transmiten las enfermedades en las plantas es la misma que para los seres humanos. Si nos tocamos una herida con algo sucio, lo más fácil que puede pasar es que se infecte. En el caso de las plantas ocurre lo mismo. Si usamos las herramientas sin lavar, podemos transmitir enfermedades de unas plantas a otras.

Lo mejor para las herramientas es desinfectarlas siempre antes y después de usarlas con alcohol. El alcohol pica, ¿verdad? Eso quiere decir que lo mata todo. O al menos eso decía mi abuela. También se puede usar agua y jabón. Es lo que usamos cuando nos lavamos las manos antes de comer… ¿verdad? O deberíamos 😉

Si visitamos algún jardín de otros o alguna zona del nuestro que esté infectada, debemos evitar el pasearnos por el resto. Los huevos o los propios insectos fácilmente pueden haberse adherido a nuestra ropa, y usarnos como medio de transporte para llegar a plantas sanas. Nos darían las gracias si pudiesen. Mejor no darles la oportunidad. Un cambio de ropa y una buena ducha, y ya podemos ir corriendo a ver a las reinas de nuestro cultivo.

Sobre reutilizar la tierra en el caso de plantar en macetas existen muchas teorías. Realmente, si la tierra se ‘solea‘ (se deja al sol extendida en el suelo o dentro de una bolsa negra de plástico durante semanas), todo bicho u hongo viviente se cocerá y dejara de ser un problema cuando hagamos uso de nuevo de esta tierra. Pero tened cuidado. Si la tierra tiene gran cantidad de sales o de abonos, puede resultar fatal a la hora de plantar nuevos ejemplares dado que su debilidad en los inicios puede hacer que no aguanten el nivel de nutrientes o estos no sean los adecuados. Y en ese caso, ya podemos despedirnos de nuestro nuevo cultivo. Lo más seguro es usar tierra nueva. Pero si eres un cultivador experimentado, limpias la tierra al final del anterior cosecha con agua de lluvia o productos específicos y la soleas posteriormente, puedes ahorrarte un buen dinero si vuelves a usar la misma tierra que usaste anteriormente. Si eres un cultivador novel, ves a lo seguro y compra un nuevo sustrato.

En el caso de plantar en exterior, el tema de usar tierra nueva no tiene sentido. Lo que sí se puede hacer, sin embargo, es airearlo y cubrirlo con mantillo, para dejarlo en barbecho todo el invierno. Según los entendidos esta práctica te proporciona incluso una mejor tierra que cuando plantaste por primera vez.

Una muy buena opción es poner otras plantas junto con las de cannabis. El extracto de ortiga es fenomenal para mantener a los hongos a raya. Prueba a poner alguna ortiga en tu jardín. Los ajos son un tremendo repelente de insectos que evitarán que se acerquen a tus plantitas. Puedes plantar varios dientes de ajo a 1 centímetro de profundidad alrededor de tu chicas. Si trasplantas, llevalos junto con la marihuana al nuevo emplazamiento.

Por último, tened en cuenta que las enfermedades y los insectos atacan primero a las plantas débiles. Las fuertes crecen y se regeneran más rápido de lo que sus enemigos pueden afectarle. Además todas las plantas tienen sus propios mecanismos para combatir sus plagas, por lo que plantas fuertes y sanas indican su gran resistencia y su buen sistema inmunitario. Puede ocurrir que las plantas más débiles sean atacadas por plagas, y estas se hagan peligrosamente grandes. En ese caso las plantas sanas pueden verse comprometidas y no sean capaces de combatirlas. En esta situación, lo mejor es ‘prescindir’ de las débiles antes de que ocurra alguna catástrofe. Sí, prescindir. Cortarlas, aunque de pena. Como dice el título, Prevención. Muy importante.

 

hojas con el reverso lleno de huevos marihuana con telas de araña roja

 

Podar y doblar las ramas. Darle forma a nuestra planta.

Con el podado o el doblado de las ramas podemos controlar la forma  y altura de nuestras plantas de marihuana. Si estamos cultivando en un lugar comprometido, podremos evitar que los ejemplares alcancen tamaños peligrosos que las expongan a la vista de los curiosos. Además, con estas técnicas podemos ayudar al cannabis a crecer de una forma controlada y como nosotros deseemos, al desviar las hormonas de crecimiento a otras zonas más convenientes en cada momento.

 Al podar o doblar una rama, las hormonas de crecimiento que utiliza la planta para desarrollarse se verán redirigidas a otros puntos de la planta. Estas hormonas vegetales o fitohormonas, técnicamente conocidas como auxinas, son las encargadas de regular los procesos de crecimiento de la planta, sobre todo el relacionado con los tallos.

Por ejemplo, al cortar el brote principal de la planta estamos provocando que las hormonas se acumulen en mayor medida en la punta de las otras ramas de la planta, logrando por un lado controlar la altura total de la misma, y que el ejemplar crezca más a lo ancho por otro.

Hay  que destacar que el podado tiene un efecto mayor que el doblado. Por lo tanto, al doblar una rama de la planta no se desviará de manera tan drástica a las hormonas de crecimiento a otros puntos de nuestra planta.

 

 

Consejos para el momento de la cosecha. Como cortar la planta

Llegó el momento de cosechar. ¿Cómo cortamos la planta? ¿Qué le quitamos? ¿Cómo la preparamos para el secado? ¿Qué es el manicurado?

En el momento de recoger las plantas hay dos métodos para realizar el cortado de los ejemplares. Dependiendo de lo grande de la planta y del espacio que tengamos para realizar el manicurado, podemos cortarla por la base o podemos cortar las ramas en trozos más pequeños. Estos trozos deben ser cómodos de manejar para poder quitar las hojas más grandes. Estamos hablando de cortar las ramas sin desechar las partes del tallo que no están cubiertas de cogollos, para facilitarnos las tareas de colgado en el lugar del secado. En el caso de que cosechemos la planta entera esta debe tener el tamaño suficiente para poder realizar correctamente la labor de manicura.

El manicurado consiste en quitar de la planta las hojas más grandes, y otras no tan grandes pero que no tengan tricomas (bolitas de resina). Lo más cómodo es realizar esta tarea justo después de cosechar, aunque podemos ahorrarnos trabajo si quitamos un par de días antes las hojas de mayor tamaño de la planta. Hay una práctica que consiste en mantener las hojas en la planta hasta que esta haya pasado el proceso de secado. De esta forma protegemos a los tricomas de posibles roturas y aplastamientos, así como de la luz. Recordad que la luz, una vez cortada la planta, va degragando poco a poco el THC de la resina. Este método se recomienda cuando el lugar donde se van a secar las plantas puede hacer que estas se rocen excesivamente entre sí o puedan ser golpeadas.

El único inconveniente de este método es que la tarea de manicurado se vuelve mucho más incómoda y difícil, al haber perdido las ramas su flexibilidad y estar las hojas mucho más duras y rígidas.

Ambas formas de cosechar son correctas. Una tiene la ventaja de ser más cómoda (y cuando hay mucha cantidad a manicurar, esto es importante), y con la otra logramos una mayor protección de la resina. Aunque lo más importante se elija la que se elija, es tratar siempre a las plantas con sumo cuidado, y evitar tocar en la medida de lo posibles los cogollos y las partes de la planta donde veamos brillar la resina.

 

Marihuana cortada y secada, a punto para ser curada tricomas vistos al microscopio

 

Consejos para el momento de la cosecha. 24 horas de oscuridad

Cada maestrillo tiene su librillo. Y nada más cierto para los cultivadores de marihuana.

Hay muchas teorías sobre en que momento del día recoger la cosecha para la marihuana y para muchas otras plantas. En viñedos de poca extensión en ocasiones se prefiere hacer la vendimia de noche, porque es cuando se concentran en la fruta las mayores cantidades de elementos que ayudarán a obtener un vino espléndido.

La teoría o práctica más aceptada en el caso del cannabis es la de recoger la cosecha al amanecer, después de que la planta ha tenido un ciclo completo de oscuridad. Hay expertos que incluso provocan que la planta esté 24 horas a oscuras antes de ‘vendimiarla’. Lo tienen más fácil los cultivos de interior que los de exterior, ya que es el propio cultivador el que regula la  duración del periodo de luz. En los externos podemos lograrlo cuando tengamos ejemplares pequeños o en maceta, y los podamos trasladar a un lugar oscuro, u ocultarlos con cajas grandes de cartón (funciona siempre que el cartón no deje ninguna rendija de luz.  Asegurado).

La mayoría coincide en que los cogollos parecen estar más resinosos cuando pasan por este estadio de oscuridad prolongada. ¡Así que tendremos que probar!

 

 flor de cannabis con resina

El agua

El agua es la vida para la marihuana.

Debemos tener especial cuidado con el agua con la que regamos nuestra plantación. El agua que proviene del grifo, el agua corriente, puede contener gran cantidad de sales disueltas y un ph demasiado bajo o demasiado alto para que las plantas absorban todos los nutrientes que se encuentran en el suelo.

El ph ideal se encuentra generalmente entre niveles de 6 y 7. En este rango la planta es capaz de absorber todos los nutrientes que requiere. Un ph inadecuado provoca que algunos de los elementos que la marihuana necesita no sean asimilados, presentando diversos problemas que harán que no desarrolle todo su potencial. Es muy importante que regulemos el ph del agua de riego con correctores de ph, para asegurarnos que las plantas puedan captar todos los nutrientes imprescindibles para su crecimiento y floración.

Una gran cantidad de sales disueltas en el agua evitarán que el cannabis chupe toda la necesaria, y puede hacer incluso que nuestra planta pierda agua por las raices por el fenómeno fisico-químico de la osmosis: el agua tiende a igualar los niveles de sales entre la tierra y las raices. En este caso, al haber más sales fuera de las raices que dentro, para igualar la cantidad el agua fluye de la planta a la tierra, disminuyendo el total de agua dentro de la planta aumentando la concentración de sales en el interior, y disminuyendo así la concentración en el exterior. Una buena ayuda para la planta es que la tierra donde esté plantada tenga un buen drenaje; y hay que tener especial cuidado cuando cultivemos en contenedores, porque las sales pueden acumularse y convertirse en un problema (estrés sódico), y quitarles a las raíces su habilidad para absorber agua.

El mejor agua que existe es el agua de lluvia. Esta (si no proviene de lluvia ácida, en cuyo caso también tendríamos que regular su acidez), tiene niveles neutros de ph y poquísimas sales disueltas (las que haya podido recoger en el ambiente en su caída desde las nubes al suelo). Una buena práctica consiste en regar abundantemente de cuando en cuando con agua de lluvia o agua destilada. Una proporcion de referencia sería tres litros de agua por cada litro de tierra. Con esto conseguiremos lavar la tierra de sales y equilibrar el ph de la tierra. Otro consejo es el de mezclar el agua del grifo con agua de lluvia si es posible, con el objetivo nuevamente de bajar la concentración de sales.

En el momento de germinar las semillas y en los primeros días de vida de las plantas (se llaman plántulas en este periodo) es imprescindible usar agua destilada o de lluvia. El cloro afecta negativamente a las raíces llegando incluso a quemarlas, o evitando que las semillas germinen y desarrollen su primera raiz. Otra acción que podemos llevar a cabo con la que conseguiremos que el agua del grifo baje su nivel de cloro, es la de llenar un bidón con este agua y dejar que se evapore el mismo durante uno o dos días.

Si tenéis la posibilidad recoged siempre agua de lluvia mediante canalones, etc,o si usáis aire acondicionado usad el agua destilada que producen (¡¡también vale para la plancha!!) siempre que esté bien limpia y clara. En caso contrario se puede comprar agua destilada, destinándola para el momento de germinar y hacer crecer a las plántulas y para regar el cultivo antes de cosechar y lavar así la tierra.

 

agua y nutrientes, absorción dependiendo del ph

 

Consejos para el momento de la cosecha. ¿Colgar boca abajo?

Entre los cultivadores de cannabis se encuentra la práctica extendida de colgar las plantas boca abajo para el secado. Aunque en realidad, el motivo por el que a veces se hace sea totalmente falso.

Existe la creencia de que al colgar las planta boca abajo (como si tuviesen boca, je), se provoca que el THC "que pudiera tener la planta en su interior"  fluya hasta los cogollos. Esto es un razonamiento erróneo, puesto que la resina y el THC no se encuentra ni en las raices ni en los tallos. La resina es la que podemos ver a simple vista, y el THC está en cogollos y hojas. Y lo más importante, no se mueve. Una vez es creado por la planta, permanece allí hasta que se degrada, se desprende de la misma, ¡o nos lo fumamos!

Realmente el colgado para abajo, con los cogollos apuntando al suelo y el tallo apuntando al techo, se realiza para una mayo comodidad y protección de la planta, porque asi podemos sujetarlas del tallo o de la unión de alguna rama con el tallo, a modo de percha. Esto se puede hacer si la planta no es muy grande. En caso contrario, podemos cortar las ramas más grandes y el tallo central por la mitad, y colgar así cada una de las partes más facilmente.

Por cierto, tampoco hace falta que herváis las raíces y el tallo una vez habéis manicurado la planta. Como he dicho antes, no contienen THC ni para colocar a una mosca. Se han realizado análisis de ambos, y se ha comprobado en laboratorio que el contenido en THC de estas partes de la planta es prácticamente nulo. Por el contrario, las hojas en general si contienen pequeñas cantidades (en comparación con los cogollos), y sobre todo las que están bañadas por una capa brillante de resina. Recordad que en el manicurado siempre hay que quitar las hojas más grandes y verdes, y dejar sólo aquellas (incluso recortando las puntas) que sean pequeñas y de verdad contengan bolitas de resina (tricomas).

 

Marihuana secando boca abajo colgada de cuerdas

Consejos para el momento de la cosecha. Evita pulverizar

El momento de la cosecha  es el más esperado de todo el cultivo. En él la planta requiere de nuestro últimos mimos y cuidados, y es una etapa crítica en la que no podemos equivocarnos. Una abonado hasta el último momento o una pulverización cerca de la recogida pueden arruinarnos el sabor de nuestra marihuana.

 

Evitar Pulverizar hacia el final del cultivo

 

Debes abstenerte de pulverizar la planta dos semanas antes de cortarla. Los productos contra insectos, ácaros, etc, pueden hacer que los cogollos tengan después un sabor amargo y que produzcan un humo blanco intenso ‘poco recomendable’.Eso por no hablar de los posible efectos nocivos para la salud aunque se trate de productos ecológicos.

En casos en los que la pulverización sea inevitable, entonces toca lavar a fondo (pero con ciudado) las plantas. Échales agua en abundancia por las hojas y cogollos, y por aquellos lugares en los que hayas rociado el producto. No dejes que el chorro de agua tenga fuerza suficiente como para dañar la planta o arrastar la resina. Esta no se siduelve en el agua, pero si puede desprenderse de la planta. Agítala después con cuidado para intentar que se quede la menor cantidad de agua posible en los cogollos. ¡En este momento, son como esponjas!

Deja secar la planta después, y estate atento al moho. Ya sabéis que le gusta la humedad. Así que procurar realizar esta operación al amanecer, antes de que le de el sol directo a la planta para evitar quemarla con el agua.

Si la planta ya parece de brotitis (el moho), o crees que hay posibilidades de que lo contraiga, entonces lo mejor es no realizar este lavado, y como consecuencia minimizar al máximo la pulverización.

Aunque por experiencia, si tienes una plaga excesiva siempre es mejor intentar reducirla aunque se tenga que pulverizar antes de cosechar, si no quieres fumar más bichos que resina. Para ello puedes usar jabón potásico, que se descompone con la luz en potasio entre otras cosas (comida para los cogollos, vamos), y es de los productos más seguros para nosotros.

 

planta cogollada lista para cosechar cogollo de marihuana con brotitis