Las plantas de marihuana hembras tienen la función natural de crear las flores para que el macho las fecunde. Estas flores están formadas por montones de sacos alargados recubiertos de resina, y de los cuales salen siempre dos pelillos de color desde el blanco hasta el rojo o morado. Estas acumulaciones se van formando poco a poco y durante todo el verano hasta alcanzar un tamaño considerable, dependiendo del tipo de planta. Las hay que crean cogollos del tamaño de un mechero y hasta el tamaño de un puño y más.

Durante esta época es conveniente abonar la planta de marihuana vez en cuando, ya que cuando se llega a este estadío se han consumido gran parte de los minerales que contiene la tierra, y para la creación de las flores se necesita bastante fósforo. Por tanto es conveniente abonar con algún abono que contenga más fósforo que potasio o nitrógeno si es posible, sino con algún abono líquido que se vende en jardinerías de seguro estará bien. Lo mejor es ir probando con distintos abonos para marihuana, los que tú creas que puedan ir bien, y comprobar por ti mismo cual es el mejor.

Hay que ir muy al tanto con los abonos, ya que si te pasas con las dosis que suelen venir indicadas en el propio envase, correrás el peligro de matar a tu planta de marihuana. Nunca se debe abonar más de 1 vez a la semana. Hay abonos como el guano que se deben utilizar sólo un par o tres veces al año. Ten mucho cuidado.

Volviendo al principio, los cogollos irán creciendo poco a poco hasta que se llega a un cierto punto en el que ya no crece más. Esto ocurrirá sobre el mes de septiembre/octubre e incluso noviembre.

Mientras el cogollo de la marihuana esté en fase de crecimiento los pelillos permanecerán con el mismo color de siempre, excepto las más viejos que empezarán a amarillear, pero irán saliendo nuevos pelillos. Cuando se detiene el crecimiento de los cogollos no salen más pelillos y por lo tanto el cogollo está maduro y es cuando los pelillos se van volviendo marrones. Esto quiere decir que los cogollos alcanzan un punto óptimo en el cual están preparados para proceder a su cosecha.

Mientras se van formando los cogollos de la marihuana es conveniente no tocarlos ni manosearlos para que no se estropee ni se pierda resina. Tampoco es conveniente rociar los cogollos con agua, mediante un pulverizador por ejemplo.

Cuando los cogollos de la marihuana alcancen un tamaño mediano podrás observar que las hojas más viejas empiezan a amarillear y a caerse, hasta un punto en el que los cogollos contendrán pocas hojas y pequeñas.