Cuando hablamos de las inmensidades del universo un vértigo recorre nuestra espina dorsal estremeciéndonos… ¿Quién podrá saber que hay en esas soledades?

Millones de años de viaje para un atleta cósmico como la luz significan distancias impensables para nuestros perezosos carros físicos. ¿Quién podría embarcarse en este viaje volador…? Tal vez la mente.

O alguien que vuele también por encima de sus zapatos auxiliado por algún poder que ponga alas a sus sandalias, como Apolo, o que saque algún hechizo mágico de algún librito alquímico olvidado en la prisión de Paracelso.

En la cultura occidental, a la que pertenecemos, el sondeo de lo muy lejano empezó tardíamente después del siglo XV, con Copérnico, Galileo, Giordano Bruno y más tarde Kepler. Esto es una consecuencia típica de la manía anticientífica del clero, de los poderes religiosos y monárquicos que reservaban el conocimiento para los curas y para Dios. Por lo demás reinaba una ignorancia colectiva fermentada en los mitos de la creación divina y el geocentrismo teológico y mantenida mediante censura, castigo y miedo.

Era difícil despegar de las páginas de la Biblia para una sociedad sembrada de mitos seudo-emotivos, irracionales y los prejuicios que dibujarían, hasta el siglo XIX, los traumas del tabú del conocimiento de las leyes de la vida, el sexo, los estados de conciencia alternos, la educación, el derecho a opinar y participar en la época.

¿Hay hoy un referente en este tema de exilarse un poco de las leyes de acá?

Claro que sí, estaba pensando en un nombre ineludible y un calzado alado, muchos libros y recetas y una mente abierta a las posibilidades más descabellas en una realidad como la que habitamos. Para muchos el mundo es una humorada que se equilibra en el filo de la imposibilidad, entre la expansión hacia el vacío y el regreso caliente al huevo cósmico.

El hombre del que hablo es Carl Sagan, un científico posmoderno que dejó claros indicios de lo que es la revolución científica ahora: El investigador debe romper con los moldes de lo cotidiano, debe abrir más los ojos ante lo maravilloso que habita en la esencia invisible de los fenómenos.

En este sentido el astrónomo fue tocado también por las bondades del cannabis fiel a su conducta racional, pero sin rieles, se expresó a favor de la legalización de esta planta maestra.

Carl Sagan, famoso por sus investigaciones sobre la atmósfera del planeta brillante (Venus), sus documentales televisadas y por la defensa de la vida fuera del planeta es también un activo luchador pro cáñamo. En un alegato que tituló como “Marihuana Reconsidered� En dicho texto, Sagan afirma que hay estados de percepción válidos que se pueden experimentar con el cannabis y admite que desde estas “otras formas� de ver el mundo se enriquece la experiencia creativa y se afinan así las percepciones de lo invisible.

¿Por qué un científico juega con su mente?

La vida, el universo, nosotros, estamos vinculados en el misterio del Ser y anidada en la pregunta y en los intentos de su respuesta está la conciencia recopilando datos, interpretando señales, procesando impresiones.

En el vasto campo de la astronomía es también esa conciencia del ser la que observa a través del ojo humano, del telescopio o de las mediciones intermediadas por la tecnología moderna, como el caso de las conclusiones observacionales del Hubble u otros telescopios en órbita.

Debe recordarse que el estudio persistente de los recónditos rincones del universo descubre un cosmos en crecimiento y todo apunta que mide, en realidad el alcance de nuestro sondeo, el progreso de la conciencia humana a la hora de entender la manifestación del Ser Universal.

Existen nebulosas, cuásares, densos cúmulos que en ocasiones nos recuerdan “un mundo de mentira�, de cuento, inventado en la imaginación: Materia con densidades tan grandes (varias toneladas por centímetro cúbico) que si entraran en contacto con la tierra la atravesarían de lado a lado. En estos “paisajes� podría haber vida ordenada en dimensiones “no desenrrolladas�, en agujeros negros, en partículas virtuales, en fin, la mente puede crear respuestas hipotéticas como todo lo que hasta ahora ha concebido en el terreno de los llamados juicios sintéticos (juicios respecto a cosas del mundo)

Pero si no hay una realidad estática y única… ¿Por qué se cree que al fumar un “pitillo� estás evadiendo la realidad ¿La que vemos en la TV?
¿La que nos dicen los políticos en el noticiero, en el periódico, en la radio?

¿Cuál realidad?

¿La que alcanzó a vislumbrar Einstein con su Teoría de la Relatividad?

Entre tanto… ¿Qué pasa al soñar? Mientras soñamos, lo que pasa en el sueño es real, cuando nos despertamos vivimos en otro grado de realidad, sin embargo, el problema es otro, son los sentidos los que no están preparados para ver la realidad última, ellos hacen de filtro y sólo dejan pasar una parte de la información, capturan un porcentaje muy pequeño del espectro de realidad.

Nunca está muy claro, sin embargo, si lo que vemos está fuera o si se trata de una proyección desde dentro.