Free marketing tools

Cultiva.me | Cultiva tu marihuana!!    
 

Fotoperiodo

El fotoperiodo es la relación entre horas de luz y de oscuridad que interviene durante la vida de la planta. Cuando se habla del fotoperiodo del cannabis se dan las  horas de luz y de oscuridad diarias (24 horas) que deben recibir las plantas. En crecimiento la planta necesita más horas de luz que de oscuridad, unas 18 de luz, y en floración el número es el mismo: 12 horas cada uno. Este parámetro se puede controlar al 100% en los cultivos de interior. En exterior, únicamente se pueden simular periodos de luz de 12 horas si las horas de luz diarias son mayores que este número, cubriendo las plantas por completo con plásticos o cartón para que no reciban más luz. Será de primavera a otoño, y cuando el tamaño de nuestras plantas nos lo permitan, cuando podemos taparlas para inducir la floración en exterior.

La variedad rudelaris es la única que no depende del fotoperiodo para florecer, puesto que los ejemplares de esta variedad se guían por el tiempo que lleva creciendo la planta para comenzar a producir los cogollos. Si probamos con semillas que están crucadas con plantas rudelaris, como pueden ser las White Dwarf o las Low Rider, en unos dos meses y medio estas pequeñas plantas estarán listas para cosechar.

Las variedades sativa e indica sí se guían por el fotoperiodo para cambiar de fase. Estas variedades cambian de fase de crecimiento a la fase de floración en cuanto las horas de luz diarias bajas hasta 12. Por lo tanto, las plantas tendrán en este momento otras 12 horas de oscuridad. Es muy importante que las horas sean de oscuridad total. Un resquicio por donde se cuela un haz de luz, una farola nocturna cercana a nuestro cultivo, y se puede retrasar e incluso no progresar la floración de la marihuana. Si cortamos esquejes, hay que asegurarse que reciban las horas de luz necesarias porque podrían comenzar a florecer sin haber alcanzado el tamaño deseado. También podemos conocer con antelación el sexo de una planta, si cortamos esquejes y los inducimos a florecer rebajandoles las horas diarias de luz a 12.

En el cultivo de interior, dependiendo de nuestras necesidades y espacio, se cambia el periodo de luz para que las plantas florezcan cuando tienen más de dos meses. Otra referencia que podemos seguir es la de la altura de la planta. Cuando esta alcance el metro, se puede inducir a florecer.

La variedad sativa florece más tarde que la indica. Eso se debe a que las sativas proceden de los trópicos, donde el buen tiempo dura más y el invierno llega más tarde. Por el contrario, las indicas están programadas para florecer antes, para evitar las lluvias y el mal tiempo del invierno de regiones más septemtrionales.

Los cultivadores experimentados prueban siempre variar los parámetros en las cosechas para comprobar si se obtiene más producción. Está comprobado que en floración, bajar las horas de luz por debajo de 12 puede resultar incluso hasta perjudicial para las plantas. Y programar más de 12 horas de luz, alarga el periodo de floración. Pero hay quienes cambian el periodo de 12 a 13 o 14 horas después de tres semanas de haber cambiado el fotoperiodo de crecimiento por el de floración, para conseguir aumentar un poco más la producción a costa de alargar el tiempo hasta que recolecte.

 Una vez las plantas comienzan la floración, este periodo no es irreversible. Se puede hacer que las plantas interrumpan la producción de cogollos y retornen a crecer si variamos y aumentamos las horas de luz que estarían en 12. Cuidado porque esto es lo que puede ocurrir tambien si las 12 horas de oscuridad no son totales, y se enciende la luz (puede ser poque visitemos el cultivo de noche) o se filtra por alguna rendija. La planta tarda unas semanas en cambiar de una fase a otra, por lo que la floración se detiene durante unas dos semanas, para después comenzar a crecer y a producir nuevas hojas y ramas.

Resumiendo, para crecimiento, lo normal es programar 18 horas de luz por 6 de oscuridad. A pesar de que algunos fuerzan a que las plantas reciban 24 horas de luz, parece estar comprobado que el cannabis sólo es capaz de procesar un máximo de 18 horas al día, por lo que la electricidad consumida en las restantes 6 horas se estaría desperdiciando. Y para floración, bajamos las horas de luz hasta 12.

 

armario de cultivo con plantas madre montaje de cooltube por Yervaguena.net en Expocannabis 2008

 

Semillas autoflorecientes

Las plantas autoflorecientes son aquellas que no dependen del ciclo de luz – oscuridad para comenzar la fase de floración. Por lo tanto, son ideales para plantarlas en invierno y tener una cosecha que nos proporcione un poco de marihuana hasta que hagamos el cultivo serio para recogerlo en otoño. Estas plantas de marihuana no son tan grandes como las variedades de floración por ciclo de luz, así que quizás necesitemos más ejemplares para autoabastecernos.

Estas plantas son resultados de diversos cruces entre variedades índica, sativa y rudelaris. Las de la variedad rudelaris son las auténticas plantas autoflorecientes, y los cruces se utilizan para obtener plantas con más cantidad y mayores cogollos y una resina más potente que las rudelaris puras. Se suelen utilizar variedades tropicales en los cruces para obtener sabores más afrutados y agradables, y mayor cantidad de THC.

En unos 75 días tras su germinación se pueden obtener buenas cosechas para las características de este tipo de plantas. Su tamaño varía entre 30 y 50 centímetros, pero su producción es alta, pudiendo obtener ejemplares que son prácticamenrte un cogollo contínuo. Podemos utilizar el armario de las madres para su cultivo o podemos cultivarlas en exterior si las temperaturas no son excesivamente bajas. Aunque su espectacular resistencia dada su procedencia (del norte de Asia) las hace aguantar climas fríos si la temperatura no baja por la noche del punto de congelación.

Gracias a los avances en productos e investigación genética, este mismo año han salido al mercado semillas feminizadas de variedades autoflorecientes. Tenemos las White Dwarf, las Low Ryder, Low Ryder2 y Automatic AK47. Entre las regulares, además de las anteriores están las Dwarf Mix y las Diesel Ryder.

 

White Dwarf original White Dwarf pequeñas

 

Guía rápida de cultivo de interior

Respondiendo a un comentario de Javi en hormonas de enraizamiento, voy a tratar de explicar de manera muy sencilla todo lo necesario para realizar un cultivo de interior. Esta guía pretende ser una referencia básica para todos aquellos que tienen dudas sobre como montar una plantación dentro de casa. Lo primero es hablar de que aspectos tenemos que cuidar, y que materiales necesitaremos:

Semillas

Lo primero que debemos tener son las semillas de marihuana. Pueden ser semillas compradas, semillas de otras cosechas o semillas que algún amigo nos ha dado. Para empezar, se puede probar con semillas que nos de alguien (tampoco aceptéis cualquier semilla e intentad conocer qué tipo de variedad son). ¿Por qué? Muy fácil. En los primeros cultivos cometeremos muchos errores y aprenderemos qué cosas debemos hacer y cuales no. Así que sería una pena echar a perder o no sacarle el rendimiento suficiente a semillas de calidad que hemos comprado a un alto precio. Si no tenemos la posibilidad de que nos den semillas, o estas no son de calidad, o simplemente queremos un determinado tipo de marihuana, siempre podemos comprar algunas que no sean excesivamente caras. Eso sí, no tengamos reparo después a la hora de desechar ejemplares por su debilidad o porque contraigan alguna enfermedad que pueda poner en peligro al resto.

Medios de cultivo

Las semillas tenemos que ponerlas en algún medio de cultivo para que puedan germinar y terminar siendo unas bonitas plantas de marihuana. Para cultivo de interior, un método que se usa habitualmente es el de la hidroponía. Este consiste en mezclas inorgánicas y carentes de nutrientes, ya que estos se acabarán suministrando en el agua de riego. Este método conlleva mayor complicación que el tradicional de cultivar en medio orgánicos (como el sustrato vegetal que podemos encontrar en cualquier tienda especializada). Por lo que si es vuestro primer cultivo, os aconsejo que empezéis por lo sencillo, y uséis medios orgánicos. Entre ellos podemos encontrar el sustrato vegetal, el humus de lombriz, arena gruesa, lana de roca, abonos orgánicos, etc. Algunos, como el humus de lombriz, es necesario mezclarlos con otros por no tener capacidad para retener agua ni aire.

Contenedores o macetas

 Los mejores contenedores para cultivar marihuana son los que son más altos que anchos. Las raíces del cannabis tienden a crecer hacia abajo más que a los lados. Normalmente la planta se interna en la tierra la misma profundidad que su tamaño fuera de ella. Es por esta razón por la que aconsejo usar contenedores más altos y más estrechos que las típicas macetas que se usan para el resto de plantas. Además así ocuparán menos espacio.

La capacidad de las macetas debe ser de 12 litros como máximo. Hay que pensar que si vamos a cultivar muchas plantas, los contenedores van a ocupar mucho espacio. Para cultivo de exterior se pueden usar contenedores más grandes, pero para interior debemos limitar más el tamaño de estos. Teniendo en cuenta además que deberemos ir moviendo y rotando las macetas para que la planta reciba luz por todos sus lados. Unos contenedores que pesen poco nos ayudarán en esta tarea. Es cierto que las macetas de barro son mejores por su capacidad para transpirar, eliminar el exceso de humedad por sus paredes, y por su característico aislamiento frente a altas temperaturas ambientales. Pero en interior lo aconsejable son macetas de plástico, resistentes pero de poco peso, porque son más manejables y fáciles de manipular.

Las macetas deben tener agujeros de drenaje en el fondo. Y cuantos más mejor, siempre sin que sean demasiados y que puedan producir que el contenedor se pueda romper por abajo. Y sin que faciliten que se escape la tierra por debajo cada vez que se riega. Para evitar esto deberemos poner en el fondo de la maceta arlita o piedras, que faciliten el drenaje, pero que eviten que se pierda tierra por los agujeros.

Luz

Las plantas necesitan mucha luz para su crecimiento y su correcto desarrollo. Y en interior debemos ser nosotros los encargados de proporcionarles la suficiente cantidad de luz para asegurarnos de tener unas cosechas productivas. Existen en el mercado toda una gama de bombillas y reflectantes que podemos comprar para obtener un buen cannabis. Las lámparas de vapor de sodio y las de halogenuros de mercurio son las mejores para desempeñar esta tarea. Las primeras tenían un color anaranjado al principio, y las otras un color más blanco. Pero ahora podemos encontrar de ambos tipos que den un color banco de distintas tonalidades. Hay unas que las denominan cool white por la luz tan característica que emiten.

Sobre la potencia, nosotros recomendamos que tengan como mínimo 400W. Índices menores que este nos van a proporcionar cosechas menos abundantes, e incluso problemas a la hora de que nuestras lindezas crezcan.

También debemos cuidar la altura a la que ponemos estas bombillas. Normalmente desprender demasiados calor, y esto puede hacer que se quemen las hojas más altas de nuestras plantas. Para la potencia de las lámparas que hemos recomendado, la distancia entre la punta de la marihuana y la bombilla no debe ser inferior al medio metro. Si observamos que las puntas de las hojas comienzan a oscurecerse o estas empiezan a doblarse hacia arriba, si no nos hemos pasado con los fertilizantes, es una buena indicación de que las lámparas están demasiado cerca. En los armarios de cultivo se suele instalar un sistema de ventilación y de extracción, y se suelen conectar las lámparas a los tubos que conforman esta estructura para que desalojen el calor que producen las bombillas.

Los tiempos los ciclos de luz – oscuridad suelen variar para cada cultivador. En la fase de crecimiento, parece estar comprobado que una continua provisión de luz para las plantas de 24 horas suele hacer que al final la producción aumente. Si no se pueden mantener las lámparas las 24 horas del día encendidas, el mínimo de horas no debe bajar nunca de 18 horas de luz como mínimo. Cuando las plantas alcancen el tamaño que queríamos, cambiamos el ciclo de luz – oscuridad hasta igualarlo, con tan sólo 12 horas de luz al día. Eso provocará que nuestra plantas entren en la fase de floración y comiencen la producción de resina.

Clima controlado

Las plantas necesitan un adecuado rango de temperaturas para poder crecer sin problemas. La temperatura ideal para la marihuana es de unos 25º C. Elegiremos una habitación que tenga una temperatura constante durante todo el año, y no sea un cuarto que tengamos que visitar a menudo para hacer otras tareas. En el inicio debemos cuidar especialmente el rango de temperaturas que debe soportar la planta, pues es en este estadio cuando son más débiles. Los límites fuera de los cuales el cannabis detiene su crecimiento son menos de 10ºC y más de 40º C.

El aire es también muy importante. Por medio del viento se pueden colar en nuestro cultivo hongos que seguro no serán bienvenidos por nuestras plantas, pudiendo ocasionar enfermedades que pueden llegar a arruinar en el peor de los casos nuestra cosecha. Una renovación contínua de aire limpio ayudará a evitar que las plantas se pongan malitas. Además, estan desarrollan un mayor tronco y ramas que les permitirá aguantar mejor el peso de los cogollos y las hará más resistentes si se ven frecuentemente movidas y balanceadas por una conínua brisa. Podemos poner ventiladores en nuestro cuarto para simular este efecto que tiene el viento en las plantas.

Un posible problema de discrección si vivimos en una comunidad de vecinos o tenemos frecuentes visitas es el olor que desprenden las plantas de marihuana. En el mercado podemos encontrar diferentes modelos de filtros con carbono activo que logran amortiguar eficazmente el olos que impregna el aire que expulsemos del cuarto de cultivo mediante el sistema de extracción que hayamos instalado. Estos filtros los podemos utilizar en varios cultivos, antes de tener que comprar nuevos recambios para segurar su correcto funcionamiento.

El CO2 es absolutamente necesario para las plantas. Pueden morir fácilmente en interior si no reciben un aporte suficiente. Con un adecuado sistema de ventilación y renovación del aire podemos estar tranquilos en este aspecto. Biuen es cierto que forzando a que las plantas reciban un mayor aporte de CO2 podemos aumentar la producción. Para esto existen varios trucos de los que hablaremos en futuros artículos.

La humedad también puede resultar un problema, sobre todo en fases tempranas de germinación y crecimiento. Un exceso de humedad puede hacer que los hongos proliferen en el medio de cultivo, y nos encontremos con el metido mal del vivero que provoca que las raíces se pudran o que las semilla no germinen.

Para saber más sobre la eleccion del sitio, podéis ver el artículo sobre los cuartos de cultivo.

Más consejos

Lo primero que debemos saber es que nuestras plantas en interior no deben hacerse tan grandes como serían si las cultivásemos en exterior. La efectividad de las lamparas de interior no superan los 80 cm o el metro. Y cuando las plantas están el floración, la vegetación puede ser tan densa que la luz no llegue correctamente a la parte inferior de las plantas, evitando que estan desarrollen todo su potencial, con lo que estaríamos desperdiciando tiempo y dinero en abonos y cuidados. El tamaño máximo de las plantas podemos aconsejar que no supere el metro y medio.

Las plagas en interior son letales. Si alguno de los bichitos que pueden arruinar nuestra cosecha consiguen colonizar nuestras plantas, se reproducirán a sus anchas. No encontrarán en nuestro cultivo los depredadores naturales que los mantienen a raya como ocurre en exterior. Por eso, la contínua observación, hábito que siempre recomendamos, es crucial. Al más mínimo indicio de algún posible visitante inesperado, debemos aplicar las medida oportunas en cada caso y utilizar los insecticidas biológicos adecuados. Mientras tanto, no nos olvidaremos de la prevención con la ayuda de otros productos destinados para el caso. En el mercado podemos encontrar una amplia variedad de productos que podemos usar para cuidar nuestras plantas.

Para los principiantes, tener cuidado con el sexo de las plantas. Al principio puede ser confuso el distinguir machos y hembras, pero una vez hayamos visto algunos ejemplares, veremos que es una tarea muy sencilla de realizar. Cuanto antes separemos los machos de las hembras, mejor, si lo que queremos es obtener la máxima producción en una cosecha sin semilla.

 

Gran planta de marihuana en un cultivo de interior Mar de marihuana violeta

 

Drenaje del cultivo de marihuana

En el crecimiento del cannabis, todo es importante. Pero en el caso de cultivo en maceta el drenaje de la tierra es esencial, y muy sencillo (y barato) de controlar. Lo principal es tener cuidado de que no se acumule agua en la maceta para evitar ahogar las raíces y poner en peligro la vida de la planta, y para mantener lejos las plagas de hongos que atacan el sistema radicular de la misma.

Las macetas o contenedores que vayamos a utilizar en nuestro cultivo, deben tener siempre agujeros en el fondo que permitan que el agua sobrante fluya. Por experiencia, cuantos más agujeros mejor (sin mermar la resistencia del contenedor, no vaya a ser que se nos rompa). Un buen truco para realizar más agujeros en los contenedores de plástico es la de calentar al rojo vivo un palo de hierro o un clavo gordo e ir creando orificios derritiendo el plástico. No hagáis los agujeros excesivamente grandes. Debe pasar el agua, pero no debemos hacer que la tierra se vaya escapando poco a poco en cada riego. Usar arlita o piedras en la base de la maceta facilita el drenaje y evita que la tierra se escape por los agujeros, evita también que la tierra esté permanentemente empapada de agua que se pueda acumular en el plato, y mantiene un cierto grado de humedad que será absorbida por la planta cuando la tierra se esté secando. Por estas razones, el uso de material de este tipo en el fondo de la maceta es imprescindible.

Si usamos bandejas o platos para recoger el agua que se drena, es aconsejable que el agua no toque directamente el contenedor para evitar problemas de podredumbre de raíces. Podemos usar calzas o tacos de madera para levantar la maceta sobre el plato.

Si observamos que el agua se escapa demasiado rápido por los orificios de drenaje cuando regamos, podemos taponar estos agujeros con un poco de algodón o de papel de periódico. Conseguiremos que el drenaje se realize más lentamente. Eso sí, estaremos atentos por si obstruimos los agujeros y el agua se queda dentro del recipiente.

 

 

contenedores negros para cultivar cannabis