Los machos cannábicos son los encargados de generar el polen para fecundar a las hembras y, de esta forma, obtener semillas de cannabis. Si no quieres tener semillas en tus cogollos mata a todos los machos. No cometas el error de guardar alguno porque es bonito o porque pienses que podrás aprovecharlo fumándote las hojas. Tengas donde tengas al macho, la probabilidad de que fecunde a tus hembras es altísima, por no decir del 100%. Además un cogollo sin semillas vale su peso en oro.

Otra cosa es que quieras procurarte un buen puñado de semillas para tu cosecha de marihuana del año siguiente. Entonces deberás apañártelas para fecundar las hembras que tú desees con algún macho que hayas dejado crecer.

Por tanto será muy importante saber distinguir las flores macho de las hembras. La flor macho está formada por una bolsa más o menos redonda y un poco alargada. Al principio, cuando salen, son muy pequeñas y por tanto es bastante difícil de distinguir si se trata de una flor macho o hembra. Poco a poco irá aumentando su tamaño e irán apareciendo más bolas a su alrededor formando un racimo. El tamaño de cada bolita llegará a alcanzar un tamaño similar al de una punta de cerilla, y entonces se abrirá dejando ir el polen.

Si no se pretende fecundar una hembra, nunca se deberá dejar llegar al macho ni mucho menos a este estadío. Desde que salen las bolitas hasta que alcanzan ese tamaño se cuenta con el tiempo suficiente como para saber si se trata de un macho (mínimo dos semanas). Una vez que las bolas son lo suficientemente grandes se abrirán, saliendo de dentro de ellas varios saquitos con polen, a los que se denomina anteras. Si se agita el macho se podrá observar como cae el polen de las flores.