Te amo a ti y a la María Juana
Si tienes cerca alguien que te ama de verdad y sabes cómo hablarle de tu experiencia con maruja, la tejedora de sueños, la grandeza del acto de la sinceridad y la profundidad del tema (cannabis conciencia) solo puede dar como resultado un reforzamiento del amor y de la confianza.
Encontrar una manera de hacerse entender por el ser querido, abrirse ante quien más te entiende y contarle de tus gustos o lo que te hace sentir bien es una misión que todos debemos aprender a cultivar y hacer, como garantía del equilibrio emocional propio y de la confianza en sí mismo, en la relación interpersonal y social.
Muchas veces nos encontramos con esa persona que consume maruja habitualmente a “escondidas” de su pareja, creando un abismo en su vida personal donde se parte su propia persona entre lo que es y lo que presenta. Allí es donde proliferan las insatisfacciones existenciales y parece no haber nadie capaz de “entendernos”. Pero…
¿Cómo pretender que nos entiendan y conozcan cuando no nos mostramos jamás por completo?
¿Cuál es el miedo que hace de nosotros un actor incapaz de defender sus gustos y criterios?
En este breve texto se leerá una exposición respecto a las causas posibles por las que cuesta decirle a tu “media naranja”:
“Yo consumo marihuana”, mientras que, posteriormente, se ofrece un acercamiento racional al tema y la mejor manera de abrirte con él o ella, en este sentido.
Causas del silencio
La mayoría de las veces la causa de ese silencio es la propia inseguridad. En la realidad actual, el tabú, la falta de apertura, naturalidad y educación de las drogas, ha dado como resultado una inseguridad ante al prejuicio generalizado.
Se le tiene miedo a no tener argumentos ante la negativa de los demás, al vacío social, a estar equivocados, a ser mal juzgados. Pero eso se debe precisamente al hecho de que un porcentaje muy alto de consumidores son consumidores inconscientes.
En este sentido es siempre aconsejable investigar y estudiar sobre este fenómeno antes de acceder a la experiencia directa, sin embargo, lo que sucede de ordinario es justamente al revés:
Se empieza a buscar información sobre determinado consumo cuando ya se está consumiendo.
Esta inversión de la lógica de la experiencia puede ser fatal.
Tal peligrosidad podría percibirse si nos tiramos de un avión con el paracaídas cerrado a la espalda con la idea de aprender a abrirlo luego.
En el caso de la marihuana, sin embargo, el problema agudo no es el daño inmediato sino la indefensión del consumidor respecto a su consumo ante los detractores de esta práctica.
Tal inseguridad se convierte, en ocasiones, en un complejo mental antisocial, nocivo, tendente a comportamientos esquizoides y de disociación de la personalidad y de trastornos en los vínculos afectivos.
Decimos entonces que la incapacidad de entender el propio proceso interno del consumo es lo que inhabilita, en primera instancia, a una comunicación con el ser o los seres importantes del entorno del protagonista. Vemos que esto es consecuencia de una ignorancia por parte del consumidor.
Pero esta ignorancia no es irreversible, ni mucho menos, dado que basta estudiar un poco al respecto para formarse un juicio racional y cómodo desde el cual poder rebatir todo ataque “alocado” del sistema hipócrita.
Ahora bien, no es esta causa la única propagadora de silencio, hay también otras como la dificultad de explicar lo que se sabe. Puede, el “usuario de la marihuana”, saber que los prejuiciosos, los cancerberos, los inquisidores, están netamente errados, pero desconocer la forma de explicarlo debido a una ignorancia expositiva, lingüística, expresiva.
También este problema se termina aprendiendo lo que hace falta: argumentación, oratoria, datos, conceptos claves de la defensa de los derechos, refutación de las posiciones religiosas y de las hipótesis de los corto-mentales, inmediatistas, interpretación de soluciones, atajos a la clonación de la deformación social, educación, democracia y transparencia.
Finalmente citamos la causa que es, quizá, la que implica el desconocimiento de las leyes de la vida. Es cuando el protagonista tiene claro lo que hace, cuando consume cáñamo, y sabe argumentar en su defensa pero aun así, sabe, que la persona que tiene al lado no lo entenderá.
El problema es ahí una ignorancia más profunda, la ceguera que no le deja ver que esa persona, que tiene al lado, no es la que debería haber. No se puede estar al lado de alguien, amando y ocultando, mostrando otra cosa que no se es, eso es una gran farsa.
Sinceramiento y evaluación de los obstáculos
Antes de la conversación, con el ser amado, debe tenerse claro cuáles serán las resistencias del otro a la hora del debate, si es que lo hay. De esto se tiene ya una noción previa reunida en una serie de comentarios que han dejado la idea de que no es fácil entrar en el tema.
Entre las oposiciones más fuertes se destacan la fe religiosa, cuando se pertenece a un culto de los que tienen especial encono contra las “pócimas brujeriles”.
En estas circunstancias se teme ser repentinamente visto como un verdadero demonio ya que es así como muchas iglesias interpretan la psicoactividad de la marihuana. Puede entonces arriesgarse la integridad de la pareja, aunque de hecho, la pareja ya estaría fragmentada por el secreto y el ocultamiento de una actividad vital digna de ser mencionada pero callada por una de las partes.
Se recomienda considerar una relación así, donde existen condiciones limitantes de libertad en el pacto conyugal que parecen irreversibles afirmadas por teologías obsoletas y anquilosadas, en perjuicio de la libre búsqueda de la piedra filosofal. Una relación donde sea preferible engañar, no es una relación verdadera.
¿Qué decirle a una novia creyente y fanatizada por el evangelio que te dice que la marihuana está prohibida por el Señor?
Tal vez se le podría explicar que la misa deviene de un rito con brebajes alucinógenos que fueron los primeros acercamientos a la racionalidad del hombre- animal, que el vino griego se “diluía” con 8 partes de agua para que no te embriagara hasta sacarte de la realidad, cuestión imposible de lograrse por la fermentación (llega apenas a 7 grados), sin duda poseía plantas, y con ese vino y en ese vino se desarrollaban las misas mistéricas y paganas de los primeros cristianos.
“Amor… ¿Sabías que el misticismo, una forma directa de acceder a Dios, tiene origen en el soma, Los Misterios eleusinos, el hongo psilocibínico, todo ello está incorporado en la evolución cultural del hombre, registrado en la historia y en la propia Biblia?”
Veamos que otro “pero” de tu pareja. Te toca lidiar con la opinión de alguien muy conservador, de familia chapada a la antigua, donde el argumento es que pondrán el grito en el cielo si se enteran que “le pegas a la hierba”.
Es momento de educar a la persona amada, no sólo respecto a la marihuana, a su historia, no únicamente referirse al cannabinoide interno, endógeno, que está presente en forma natural en el cuerpo, sino también mencionar las personalidades prestigiosas y de reconocimiento mundial que defienden la legalización.
No faltará tampoco quien se manifieste como extremadamente legalista yes cuando nuestro amigo deberá remitirse a la injustificada prohibición y las bases de este argumento. Mostrar el camino evolutivo de esta problemáticas hacia una apertura y autonomía, en este sentido, donde el individuo toma conciencia de su rol social y es capaz de saber que necesita mediante una libertad y educación en las áreas ahora restringidas del conocimiento.
La solución infalible
Pero aun estando en pañales respecto a cómo defendernos de una opinión punzante o discriminadora, en lo que a consumidores de maruja se refiere, siempre existirá una forma cordial y vehemente de abordar este tema con amor, con “buena onda” que generará un lazo de afecto, de proximidad y, sin duda, de comprensión.
Para ello hay que exteriorizar este deseo mediante frases como:
“Investiguemos juntos”
“Yo estoy abierto/a a discutirlo”
“Dame una prueba en contra y lo consideraré”
“Estaba con cáñamo cuando me enamoré de ti y no estoy arrepentido/a”
“Decirte esto es demostrarte que te amo”
“Sólo me abro así ante alguien que resulta importantísimo para mi”
La buena voluntad es previa al abordaje, la intencionalidad de hablar, la búsqueda de consenso se respira en el aire y vale la pena amar a quien se muestra por entero para seguir conociéndose en compañía.
09/06/2010
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