El contrato interno del buen consumo

Quienes estén consumiendo cáñamo, en su legítimo derecho de hacerlo, deben también, ahora más que nunca, comprometerse a una conducta positiva donde se perciban, a nivel social y grupal, aportes a la comunidad.

Pero este equilibrio necesita del empleo consciente y regulador del propio consumo ya que así como existe siempre un momento y una dosis exacta, también se sabe que hay contextos inapropiados y dosis exageradas en la administración de cáñamo que lo único que consiguen es el retraso de la transparencia, educación y liberación del consumo, sembrando la “idea� de ser una sociedad aun no preparada para la libre circulación del cáñamo.

Todos conocemos los problemas del defecto y el exceso y comprendemos que es precisamente lo uno repercusión de lo otro ya que allí donde ha habido sequía habrá, al llover, mayor absorción de agua, el poder del genio crece a medida que pasa el tiempo en su “encierro acumulativo� dentro de la lámpara.

Esa lógica de la compensación, de la distribución homogénea de los términos medios y de los fenómenos sociales en el comportamiento de las masas demuestra que la prohibición, inhibición y represión sufrida por los gobernados, veda sin justificativo racional en el tema cáñamo, han generado ya unos desajustes que en muchos casos dan la vuelta completa y terminan dañando indirectamente al propio consumidor.

Este artículo, lejos de ser un ataque contra la “pachamama”, la planta sabia, sus exquisitos rituales y sabios adoradores, pretende esclarecer y volver las miradas hacia las responsabilidades del sistema (Y los encagrgados de analizar y actulaizar las leyes) en las formas existentes de narco- dependencia, tráfico ilegal y consumo inconsciente.

Hemos nacido en una sociedad cobarde y acobardada por los “apretones� del sistema legal, social y religioso donde, las “cosas malas�, se siguen deseando y haciendo, por debajo, sin ningún análisis concienzudo del por qué alguien las consideró malas, por qué se habla del cáñamo como enajenación y evasión de la realidad verdadera.

¿Qué realidad verdadera?
¿La que aceptan y construyen los mismos supuestos códigos sociales y morales instaurados hace más de 400 años?

¿Quién más que el propio usuario sabrá si le está haciendo daño o no sus comidas, sus costumbres, sus dietas?

¿No sería acaso correcto recopilar y volcar la experiencia del “marihuanero� en los libros para aprender a conocer los límites en el acto de la autoestimulación?

Aprendiz de brujo

Como toda experiencia placentera, el flechazo del cáñamo en la vida de una persona, puede ser demasiado profundo y convertir a su consumidor en un esclavo.

En efecto, de la misma manera que aquel que prueba el sabor y el efecto de un buen vino puede, por determinadas coyunturas de su momento existencial, convertirse en alcohólico, también cabe pensar que en condiciones no ideales, un ser humano puede estrechar su vida a la dependencia y al abandono por el abuso del consumo de cáñamo.

Si bien el adicto a la marihuana en ningún caso presenta las terribles crisis de abstinencia, propias del alcohólico o el adicto al crack o la heroína, el uso compulsivo y abusivo del cáñamo tiende a ciertas desventajas en la convivencia y en la inserción social del individuo.

La detección de un problema en la autoadministración de cáñamo puede fundamentarse en varias pautas. Pero expondré aquí un consejo simple, que no necesita de complejas pruebas psicofísicas ni análisis clínicos, en una primera instancia. De cualquier manera éstos son siempre recomendables a la hora de poder acceder a un diagnóstico profesional.

Señales de alarma

Los efectos a corto y largo plazo de un consumo continuo y en dosis altas que varían entre 3 y 15 “cigarrillos� por día pueden ser destructivos y merece sean revisadas la frecuencia y las cantidades consumidas.

Puede considerarse tal revisión e inmediata modificación de los hábitos en tanto el interesado pueda constatar algunos de estos síntomas:

• En tanto el consumo produce mal estar, dolor de cabeza intenso, languidez extrema, exceso de sueño o insomnio preocupante.
• Se conoce que existe un déficit importante de memoria inmediata, cuando esta pérdida se torna inmanejable, preocupante o dañina debe hacerse una pausa y moderar el uso del cáñamo.
• Cuando el consumo de cáñamo afecta significativamente el trabajo, el estudio o las relaciones personales.
• Si los perjuicios del humo en el sistema respiratorio le preocupan, este particular puede solucionarse recurriendo a formas más sanas de administración, como el hachís ingerido o el cáñamo preparado en cóctel o acondicionado por la mano de un habilidoso repostero.
• Cuando hay pesadillas, pavor, dificultad para las relaciones sociales, mal manejo del lenguaje, existe sensación de buenas ideas pero luego se descubre que se ha desperdiciado el tiempo y que se constata una incapacidad laboral o en la obtención de víveres, insumos y bienes.

Conclusión

No hace falta que el interesado recurra a un psicólogo para este primer autoexamen, él mismo, si se lo propone, sabrá si mejora o empeora su vida, si va en declive o han mejorado aspectos de su vida como nunca antes. Es el propio “paseante de otras realidades� y su condición particular de ser él mismo el único que, con la educación y la asistencia correcta, detectará su desequilibrio y podrá encontrar los caminos hacia la feliz solución. Estas son las iniciativas que se necesitan.

En el caso específico del cáñamo, la adicción es psicológica y viene acompañada de otros complejos psicológicos anteriores y propios de una fase de vida del protagonista los que dejan vulnerable a personas desinformadas y que desde el principio están convencidas que están “haciendo algo prohibido� a espaldas de la vida pública.

La imagenes publicadas en este artículo se las debemos a Mercado Pulgas

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