Repercusiones sociales del cannabis
Expansión del cáñamo: La rápida propagacióndel cannabis por el mundo es una clara demostración de la devoción con que el hombre la ha cuidado, preservado y utilizado a lo largo y ancho del planeta. Su existencia y multiplicación está casi exclusivamente asociada a la mano del hombre ya que es, con mucho, la marihuana es la planta de más cultivada en el ámbito casero.
Por este motivo ha cruzado todos los mares y océanos del globo y se ha adaptado a todos los climas aunque exista hoy una gran cantidad de variedades.
Por los años sesenta, los hippies, hijos de las flores, amigos del “amor y paz” al estilo que The Beatles pusieron de moda el estado creativo, imaginativo, ensoñador, tranquilo y pacifista de la intoxicación con el espíritu de la diosa verde.
Sus mágicos efluvios persisten en el tiempo y mantienen el mérito de servir de guía a las tendencias del arte moderno y la revolución de las formas musicales en oposición al clasicismo.
El rompimiento con los moldes fue dramático, había dos guerras mundiales de experiencia.
Las nuevas generaciones mostraron su reproche y se negaron al violentismo “animal” y al respeto por la jerarquía machista de la posguerra.
Debieron enfrentarse, ciertamente, a una sociedad conductista, “almidonada” en la “hipocresía” de la moral católica, que insistía en querer preservar el antiguo orden.
Esto se percibía con mayor nitidez en las clases burguesas de la América poscolonial que mantenían una disciplina dura para sus hijos y una represión permanente. La resistencia de los “hijos de las flores” fue el rompimiento con los valores del modelo dominante.
Los jóvenes fumadores dejaban clara huella de su protesta mediante la disolución de la diferenciación sexual, adoptando ropas unisex y cabelleras largas así como una sensibilidad más receptiva con los animales y la naturaleza en general.
Nuestros psicólogos aciertan a ver en estas reacciones “trasgresoras” de las costumbres tradicionales de los jóvenes una manera inconsciente de “no concordar” con el orden establecido. Sí este motivo está confuso o no lo acierta a discernir el involucrado, la disconformidad se torna peligrosa y se convierte en destructor por naturaleza.
La conformidad absoluta es casi tan peligrosa como la disconformidad radical y destructiva.
En este sentido, es probable que el cáñamo sea un regulador de esta conformidad o disconformidad, encontrando elementos de base suficiente para querer hacer algo por la transformación.
El consumo de cáñamo es en sí trasgresor en una sociedad paradójicamente “narcisista y miedosa”; con miedo sobre todo de ver por el suelo un modelo de macho dominante ya varias veces vapuleado por las nuevas ideas modernas y modernizadoras del modelo liberal.
El miedo a no pensar como siempre es uno de los “terrores” de las clases poderosas que no quieren perder jamás el control del mundo.
El modelo artificioso con el que nos quieren “domesticar” al sistema no se sujeta en una mente libre, una mente que trabaja la idea, un cerebro estimulado no aprende el verso de memoria, le echa una mirada más profunda a la sociedad, la mide en contraste con otros elementos más sutiles que empiezan a aparecer.
Cualquier conocedor o “degustador” de los estados alternos reconoce que los efectos del alcohol son hasta cierto punto inversos a los del cannabis.
Si el que toma “unos vinos” llega tarde, no comparte con la familia sino que se va de “farra” con los amigos, tiende a violentarse, es incapaz de razonar, pierde el equilibrio, la vista, se descompone y representa una de las mayores causas de accidentes de tráfico.
La marihuana, en cambio, fumada o ingerida, produce efectos que llevan a la reflexión, tiende a la solución, a la inspiración y a reforzar los afectos del placer y la intensidad de las emociones y sensaciones. No hay estadísticas de accidentes que la apunten como peligrosa y existe una comunidad muy bien conceptuada que clama por su libre venta y consumo.
Entre los muchos movimientos que veneran el cannabis y lo centran como referente de su cultura e idiosincrasia vale la pena mencionar un grupo del Caribe: La “religión” Rastafari.
Se trata de una corriente que se opone al sistema tal como está planteado, a las prohibiciones y especulaciones económicas de los poderosos.
La “filosofía rasta” tiene origen en la Jaimaca de la mano de tres jamaiquinos Leonard Howell, Archibald Dunkley y Joseph Hibbert que anunciaron, cada uno por su propia cuenta, la presencia divina de Haile Selassie, emperador de Etiopía.
Estos autores interpretaron ciertas partes de la biblia que hablan de la gloria de un reino en la antigua Etiopía de un rey que sería descendiente de Salomón y la reina Sheba.
Los cuatro temas principales del Rastafarismo son:
1) Reconocimiento de la divinidad de Jah Rasta, el espíritu “que mora en todos”.
2) La idea de la repatriación (De Jamaica a Etiopía)
3) Suponen que la raza negra es superior.
4) Relaciones históricas con Israel y la resistencia contra la opresión de los blancos.
Para la comunidad Rasta fumar marihuana es un acto lleno de bendición ya que la “ganja” invita hacia la meditación y revela los secretos del mundo sagrado porque alienta el “Dios Viviente” que mora en cada ser.
Los “rastafarianos” se comunican con las plantas captando las vibraciones de las mismas y entienden que no todos se deben acercan a “ganja” ya JAH la puso allí para determinadas personas y para determinados momentos en que se necesita aliviar algún mal.
La recuperación de la condición
No podemos dejar de atender nuestra relación con las sabias plantas y resolver nuestras dudas.
El cannabis, como otro de los bioquímicos dadores de conocimiento tiene un lugar especial en la farmacopea del Olimpo. La diosa verde ha dejado paso a la esencia femenina de todas las cosas, balanceando la presencia yang de lo masculino.
La planta hembra es la que elabora el manjar y solo luego de conocer su néctar gomoso y mítico puede el ser hablar de Dios, con plena razón, desde una base empírica de solidez suficiente.
Recuperar no solo el franco vínculo, inexorable, por cierto, entre el consumidor y su consumo sino también la razón social y espiritual del mismo, de las excursiones de la mente en el “yo” en un mundo exteriorizado, adicto al reloj, a la explotación y “regateo” de los materialismos de turno.
Una educación de la drogas, de los peligros y de las ventajas que son muchas si se saben comprender y utilizar.
No hay ninguna sustancia venenosa y al mismo tiempo cualquier sustancia puede serlo; lo que la hace mortal o un remedio efectivo es la correcta dosificación.
Por fortuna la voz de los que participamos en la transformación social busca salidas entre la difícil competencia de la “demonización” de la pacha mama y sus frutos, como en los estériles tiempos de la Inquisición, cuando tener un llamado de nuestra propia sangre era interpretado como la seducción del mal y el entendimiento como una competencia con dios.
La imagen publicada en este artículo se la debemos a +Jethro+
08/23/2010
[…] nacido en una sociedad cobarde y acobardada por los “apretones” del sistema legal, social y religioso donde, las “cosas […]
01/23/2011
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02/10/2015
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