[1]El antiguo relato bíblico que habla de los orígenes del hombre y del mundo cuenta de la expulsión de Adán y Eva [2] del paraíso debido a la desobediencia. Nace así la historia del fruto prohibido que, a instancias de la serpiente tentadora, despertó la conciencia de los primeros seres humanos. El texto explica que tras comer el fruto “se dieron cuenta de que estaban desnudos”. Es decir que tomaron conciencia de su vulnerabilidad, de la desnudez del hombre ante el mundo.
El árbol del conocimiento es aquí, desde esta óptica, la capacidad de “saber“, condición reservada, según deja traslucir la historia, únicamente a los dioses.
Hasta aquí coinciden la mayoría de las interpretaciones de este conocido pasaje del Viejo Testamento [3].
Pero… ¿Cuál es ese fruto que dio impulso a la capacidad cognitiva?
La perspectiva etnobotánica que relaciona las etnias con el consumo de plantas parece ser la respuesta más lógica hasta el momento: El candidato sería un psicoactivo natural (¿como la marihuana [4]?).
Confirmando cada vez más esta hipótesis, los estudios antropológicos sitúan la supuesta “creación” en una época que coincide con los primeros asomos de racionalidad humana: hace unos 100 000 años.
Todo apunta a alguna planta muy potente (alguna más poderosa que el cannabis) o a un hongo químicamente activo capaz de sacudir la mente de la oscura inconsciencia animal de la que provenimos.
Esto parece lo más probable ya que el psilocibe cubensis, hongo de gran poder enteogénico y usado por muchas culturas desde antaño y aun hoy, nace del excremento de herbívoros con pezuña, manadas que poblaban y migraban por la Mesopotamia antigua (entre los ríos Éufrates y Tigris) seguidas siempre de cerca por los primeros homínidos que se alimentaban de ellas.
Especialistas en el tema de la talla de Wasson, Mac Kenna, Piñeiro y otros visualizaron la eclosión cognitiva, es decir la aparición del lenguaje y las primeras formas religiosas, como emanaciones del consumo de un hongo cuyo principio activo abrió la puerta al sistema central nervioso hacia la evolución cerebral.
Gaia, la madre Tierra, va cediendo al hombre sus secretos en empatía con el proceso de saber entender la vida.
Bibliografía
Consulte obras de :
- Terence Mac Kenna: El manjar de los Dioses;
- Juan José Piñeiro: El despertar del hongo;
- Antonio Escohotado: Historia de las drogas 1, 2, 3;
- Mark J. Plotkin: Aprendiz de chamán. En busca de las plantas que curan.